domingo, 21 de noviembre de 2010

El Adiestramiento de los Gladiadores

Los galeotes y prisioneros de guerra, particularmente aguerridos y experimentados tras haber sobrevivido a años de lucha y sufrimiento, eran personajes marginales muy buscados y valorados para ejercer como gladiadores profesionales. 
A menudo, muchos de ellos eran originarios de tierras lejanas como Numidia, Tracia o Germania, y se postulaban gustosos a la actividad, con la intención de progresar en esa carrera. Pero su destino era otro, de hecho, eran pocos los gladiadores que lograban sobrevivir a su prueba de fuego, contra experimentados asesinos en simples coliseos de las provincias.
Además, era inconcebible para un romano incluir en un combate de gladiadores a cualquier persona que no fuese voluntario. 
El adiestramiento de los gladiadores era todavía más profundo que el que se practicaba en la escuela militar romana. Ejercitaban el esgrima, el manejo de armas particulares y mejoraban su condición física mediante fatigosísimos entrenamientos. 
Durante la era cristiana, la “gladiatura” se convirtió en un deporte de alto nivel en Roma; se consideró el núcleo de adiestramiento privilegiado para lograr los mejores combatientes y guerreros. 
Las condiciones de vida de los gladiadores 
eran excepcionales, porque tenían las puertas abiertas a todos los espacios públicos y celebraciones organizados en Roma y su entorno. 
El entrenamiento de los mismos se realizaba en la llamada “palestra”, unida al Coliseo gracias a un corredor subterráneo. Allí los atletas gozaban, además, de momentos de relajación y ocio, dependiendo del prestigio de su reputación. 
Pero los nuevos gladiadores no tenían el privilegio de asistir a las noches de fiesta. El incremento de su notoriedad era un largo camino para el que había que esforzarse mucho; al menos eso pretendían tantos jóvenes gladiadores.